En una ceremonia sencilla,
pero muy emotiva la Delegación de Chile dio gracias a Dios por la vida y entrega de nuestra
Hermana Elizabeth Ulloa, que cumplió 25 años de consagración como religiosa, el
pasado 13 de octubre de 2012.
La Eucaristía se realizó en
la parroquia “Sagrado Corazón de Jesús”
de Castro, en Chiloé. Fue presidida por el Vicario de la diócesis, P. Sergio
Villegas, el Párroco Luis Neún, y por los sacerdotes : P. Amado Garay, P. Alfredo
Castilla y el diácono José Romo. La celebración contó con la presencia de la familia de la
Hermana Elizabeth, las Hermanas de la Delegación de Chile, la familia Filipense
de Castro, las comunidades de la
Parroquia y en la animación de los cantos el Coro Parroquial.
En unas palabras, Hermana Elizabeth expresó su
acción de gracias a Dios por su vocación.
“Señor, este es el mejor regalo para mí, al
celebrar los 25 años de vida religiosa. Estar reunidos en tu nombre dando
gracias en esta Eucaristía, que es fuente y culmen de toda vida cristiana.
Todo lo he recibido de tu amor, todo es
regalo, tuyo, todo es expresión de tu ternura, de tu bondad infinita. Gracias,
por haberme dado la vida, tu misma vida.
Al recordar la vida, vienen a la memoria mi
familia. Que están presentes en este momento y sobre todo a mi mamá que sé que
está en un lugar muy privilegiado y hoy la siento más presente que nunca en
este momento. Son tantos los recuerdos
vividos en familia, como todo lo que me entregaron para vivir mi fe y estar
aquí. Sólo decirle que los quiero mucho y los llevo cada día muy presente en mi
corazón.
Gracias, Señor, por haberme llamado en esta
Congregación, que desde un principio me acogió, me ayudó a conocerte aún más y a descubrir que vale la pena
entregarse a ti. Pasan muchas hermanas por mi mente, mi corazón, las cuales me
han ayudado a crecer. Tal vez, no están físicamente aquí, pero sé y las siento
en mi corazón. A todas ustedes muchas, pero muchas gracias
Y, para todos los que se encuentran en esta
celebración, que el Señor, los bendiga de una manera especial, los acompañe
siempre y sigan trabajando con mucho amor y dinamismo por el Reino de Dios.
Un agradecimiento a todas y cada una de las
personas que han trabajado, con tanto cariño, para que saliera hermosa. A
ustedes mis infinitas gracias y que el Señor le recompense con creces lo que
hacen cada día por esta entrega incondicional al servicio de la Iglesia”